Cómo saber si su hijo adolescente está experimentando problemas emocionales.

 

Ana Cristina Angelkos de Alemán

Psicóloga Clínica y Psicoterapeuta.

 

La adolescencia no es un período de la vida sencillo: todos los que hemos pasado por ella conocemos perfectamente sobre los cambios que se viven: en el aspecto físico la pubertad y los cambios en el cuerpo; en lo académico, el incremento en la dificultad del colegio y la adquisición de nuevas responsabilidades; en lo familiar, el poder “negociar” con los padres las salidas y la llegada de una nueva etapa de vida en que ellos no son el centro; y en lo social, la consolidación del grupo de amigos, las primeras experiencias amorosas y la exposición a nuevos entornos y costumbres.

 

Pero de la misma forma en que la adolescencia es complicada para el chico o chica, presenta sus complicaciones para los padres también. Llegado este momento, se les hace cada día más difícil el comprender a sus hijos, sus conductas y reconocer lo que les ocurre. Prácticamente parecen no conocer a ese cuerpo en el que se “convirtió” su pequeño tesoro.

 

Generalmente, esta etapa pasa al cabo de unos seis a ocho años y sin mayores dificultades que las típicas peleas por el poder y la autonomía entre padres e hijos. Pero en un porcentaje de la población, es en este momento en que surgen en el o la joven conflictos a nivel de sus emociones que hacen de este período de transición una verdadera tormenta y que le hacen sentir gran soledad, preocupación y dolor emocional. Es por ello que los padres deben estar siempre atentos y disponibles para acompañar y contener a sus hijos durante este período de la vida, aunque siempre dejándoles un espacio para el desarrollo de la autonomía.

 

Varios de los problemas emocionales que se presentan en la adolescencia se centran en relación a cuatro temas básicos: las adicciones, los trastornos de autoimagen que desencadenan en trastornos de la alimentación, los trastornos depresivos y los trastornos de ansiedad. En estos cuatro grandes grupos podríamos englobar a la mayor parte de los problemas que pueden aparecer durante la adolescencia, y los síntomas que presentan varían de un grupo a otro, aunque en general poseen rasgos o comportamientos similares en algunos ámbitos, los cuales son fácilmente reconocibles por los adultos, quienes debemos estar alerta ante la presencia de más de uno de ellos, pues podrían indicar la presencia de un problema.

 

Algunos indicios que podrían llevarnos a pensar que un adolescente está presentando problemas psicológicos son:

-          La exposición y práctica de conductas de riesgo, como el consumo de alcohol, cigarrillos o drogas ilícitas, la práctica de relaciones sexuales sin protección, las frecuentes salidas a bares o clubes nocturnos mientras no es permitido por las autoridades, el exponerse a situaciones potencialmente peligrosas como el relacionarse con pandillas o con grupos violentos y la posesión de armas.

-           Los cambios drásticos en los hábitos de alimentación, que no van en la línea de hacer o no dietas para mantener un determinado peso, sino en la observación de atracones excesivos de comida, en el aumento del apetito de forma excesiva, en la suspensión o limitación de la alimentación a niveles extremos (como dietas de agua y fruta, por ejemplo). En este aspecto también debe considerarse como riesgo la realización excesiva de ejercicios y la ingesta de productos para perder peso.

-          Los cambios en las rutinas de sueño / vigilia del chico o chica, el dormir excesivamente (aunque es importante recordar que los adolescentes tienden a dormir por una gran cantidad de horas, por lo que se catalogaría excesivo el no salir de la cama en todo el día, por ejemplo) o el dormir muy poco o no dormir y quedarse rondando en casa durante la noche, o en el computador o viendo televisión (aquí también, ojo, que debe ser un patrón continuo, no conductas esporádicas).

-          La presencia o aparición de conductas o actitudes agresivas en casa con los padres, hermanos y demás familiares, en el colegio con compañeros y profesores o en el barrio o la comunidad. Por conductas y actitudes agresivas podemos entender la rebeldía excesiva, la violencia verbal, violencia física, violencia contra los animales, violencia psicológica con quienes están en desventaja, problemas con las autoridades o comisión de robos o crímenes.

-          La aparición de cortes, golpes o marcas en el cuerpo del adolescente que puedan parecer autoprovocadas.

-          La presencia de síntomas depresivos, como bajones en el estado de ánimo, sensación de desesperanza, desinterés por el colegio o por las actividades sociales y familiares, negativismo excesivo y en un extremo, manifestación de ideas suicidas.

-          Bajones marcados en el rendimiento académico que no pueden ser explicadas por la dificultad en el material de estudio o por el aumento de las responsabilidades escolares.

-          Poco interés en las relaciones sociales con los pares, por el establecimiento de grupos o camarillas de amigos, por el pertenecer a grupos de amigos.

-          Niveles elevados y claros de ansiedad ante las situaciones sociales con el consecuente retraimiento de las mismas.

-          Alto perfeccionismo y autoexigencia con los deberes escolares.

 

Todas estas conductas, realizadas de forma excesiva por un joven deben llamar nuestra atención e indicarnos sobre la posible presencia de un problema en el chico o chica. Ante la observación de los mismos, la primera estrategia debe ser la de aproximarse a su hijo y comentarle que usted siente que algo le está ocurriendo, señalándole los cambios que ha visto en él o ella y mostrándole su preocupación e interés por conocer lo que le ocurre para poder ayudarle a sentirse mejor. Nunca le ataque o le confronte, pues posiblemente sólo conseguirá mayor rebeldía y que se incrementen las conductas que observa.

Otra estrategia importante a considerar es el acudir a un especialista en la materia, psicólogo o psiquiatra, para obtener más información y ayuda en el tema, e idealmente, atención especializada para ese joven que se encuentra en problemas. Recuerde que lo importante es ayudar a su hijo / hija a que pase su adolescencia de una manera sana, productiva, encontrándose a sí mismo / misma y convirtiéndose en un ser humano autónomo, responsable, productivo y satisfecho consigo mismo y con su familia.

 

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